China ha declarado que no quería dinero internacional, pues no deseaba verse sujeta a un sistema de contabilidad internacional. El embajador brasileño manifestó que EE UU exigía la transparencia de los países en desarrollo.
El acuerdo mantiene el objetivo de que la temperatura global no suba más de dos grados centígrados. Sobre cuándo las emisiones deberán alcanzar su máximo solo se dice que "lo antes posible" y no se establecen objetivos para 2050. Tampoco se ha incluido la recomendación del IPCC de que las emisiones de los países desarrollados deberían reducirse para 2020 entre un 25% y un 40% sobre el nivel que tenían en 1990.
El acuerdo alcanzado entre EE.UU., China y otros 27 países no fue aceptado por unanimidad en la Convención pues lo rechazaron algunos países como Cuba, Bolivia y Nicaragua.
El ALBA se hizo sentir fuertemente por medio de Hugo Chávez y Evo Morales, quienes unidos en la Alianza Bolivariana para los Pueblos de América (ALBA) lograron que el modesto acuerdo de protección climática no vinculante, forjado por EEUU, China, India, Sudáfrica y la Unión Europea, quedara en papel mojado.
Chávez y Morales, junto a otros países en vías de desarrollo, se aliaron en un esfuerzo mancomunado para rechazar la cumbre que consideraron antidemocrática, manipulada y teledirigida desde la Casa Blanca y Bruselas.
El pacto alcanzado no será oficial pues la Convención de Cambio Climático funciona por consenso y la oposición de un solo país impide la adopción del acuerdo. El portavoz del G77 mostró su indignación: "Un acuerdo que aumente la temperatura dos grados centígrados supone que en África subirá 3,5 y destruirá nuestras economías y nuestro pueblo".
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